domingo, 14 de febrero de 2010

Preservar las Instituciones en Argentina

El tema lo trata hoy, la Editorial del Diario de Cuyo, y es el grito interior que a todos nos despierta diariamente la conciencia.

Como expresa la fuente "La organización de una sociedad depende esencialmente de la calidad y el funcionamiento de sus instituciones." Estas ..."son esencialmente organismos que desarrollan una función de interés público en beneficio de los ciudadanos, por ello algunas desarrollan programas destinados a movilizar a las comunidades con el objetivo de que se involucren y generen nuevas y prometedoras líneas de acción... Utilizan como herramientas el intercambio entre semejantes y estimulan el aprendizaje y la competencia."

En nuestra Argentina, se comenzó a transitar durante los últimos años, por el camino contrario.

Se manipuló el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) dejando de ser la garantía de precios y costos. Se arrebató el patrimonio de las AFJP (Administradores de Fondos de Jubilaciones y Pensiones), disponiendo del dinero de las jubilaciones privadas, mediante los recurrentes cambios legislativos en el sistema jubilatorio.
La Anses (Administración Nacional de la Seguridad Social) fue desnaturalizada ya que no respetaron su objeto institucional ni su naturaleza jurídica. La vaciaron varias veces, fue el fondo de campaña de varios gobiernos. De allí se sacó dinero para ayudar a una empresa privada, para los subsidios y ayudas a provincias con déficit presupuestarios o deudas internacionales, para solventar los planes de viviendas provinciales. Amén de ello, cabe decir que el sistema de reparto Jubilatorio se ve perjudicado enormemente, al haberse integrado al sistema 1.300.000 personas que nunca habían aportado y a quienes se pudo ayudar con una especie de subsidios u otros mecanismos. Esto fue una estrategia legal, en vísperas de la elección en la que se postuló Cristina Fernández de Kirchner como presidente del país. Hoy se suma La Asignación Universal por Hijo, por la que se abona un tercio del valor de las pensiones, a trabajadores y desocupados, por cada hijo hasta el el quinto.
No debemos olvidar el ataque descarado a la Dirección del Banco Central de la República Argentina. El presidente de dicha entidad dijo no al manejo ilegal y desproporcionado de las reservas financieras nacionales, frente a los caprichos gubernamentales. Atacado por todos los frentes soportó los avatares, hasta tener que llegar a la renuncia forzosa, y por tal vergonzosa para el Estado de Derecho.

En la Argentina el Poder Ejecutivo, "con la anuencia del Poder Legislativo y el silencio del Poder judicial", profiere un ataque salvaje contra las instituciones que tiene en la mira. Siguiendo los caprichos del día y según las necesidades financieras del momento, arrasa con los fondos y patrimonio de las instituciones, nacionales como privadas. Esta manipulación a las reglas sociales, corrompe los simientos de todo Estado de Derecho, socavando las instituciones y alejando las relaciones internacionales privadas. Institucionalmente estamos viviendo un terremoto muy superior al de Haití.

No será sencillo reordenar el sistema cuando cambie el gobierno ya que será imposible volver a fojas uno, sobre todo en lo atinente a la Seguridad Jurídica. Los ciudadanos saben que hoy no se puede jugar con los hechos ni con los fondos de interés público. También saben que los que producen estos impactos en la sociedad, son plenamente concientes de lo que hacen y de que quieren jugar ese juego perverso.

Nadie está convencido de que Kirchner y su Señora promovieron un nuevo modelo de Argentina, y por ello cunde la preocupación. Los ciudadanos ven las intenciones y las comentan a diario, aunque no tengan las herramientas legales e institucionales para revertir las cosas. Saben que los cambios anunciados solo favorecen a algunos y se preocupan por el desequilibrio social que se generaliza.

Por ello la defensa de las instituciones debe ser una acción que involucre a muchos.
Cabe volver al grito "El Pueblo quiere saber de que se trata", pero esta vez no debemos permitir que nos cierren las puertas y nos dejen esperando los anuncios.

Que no nos falte el valor para luchar por la Justicia y el Orden Social de nuestra nación. Cada uno desde su lugar debe trabajar por el porvenir defendiendo el Bien Común.

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